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Hache. Revista de poesía
Octubre 2005
En marzo de 2004 salió a la calle el primer número de la revista de poesía “Hache”. Tanto Héctor Castilla como yo hemos sido editores de revistas y fanzines desde los ańos del instituto, pero esta vez nos apetecía dar un paso más allá de lo aprendido y, en colaboración con poetas y grafistas, intentar fabricar un producto que apetezca tener y releer tanto a principiantes como a escritores consagrados. A los dos, pero a mí sobre todo, que en el asunto de la imagen gráfica de la revista soy la única culpable, nos entristece observar el poco carińo que se le presta a los libros y a las publicaciones puramente literarias. Encargadas a veces a los operarios de una imprenta –como si viviéramos aún en la época en que las máquinas eran manejadas por maestros tipógrafos–, y orientadas –en los mejores casos– hacia la estética de las publicaciones de principios del XIX, los libros y las revistas poéticos vegetan en una dulce salsa de garamondes, filetes, carandeles y colores cremosos envueltos en cubiertas cegadoras o fotos irregulares.
De los elementos que componen una publicación, la ilustración, el texto, la paginación, el papel, la tinta, la impresión, las portadas... el diseńo gráfico –que con frecuencia se basa principalmente en la tipografía– es el tejido conector, el elemento transmisor de información. Gracias a la tipografía, las palabras adquieren presencia física. En realidad, el texto y la tipografía son hermanos siameses: la existencia de uno depende de la del otro. Bien aliados constituyen creaciones expresivas que cautivan la imaginación, en el peor de los casos componen un trabajo ininteligible e ilegible que aniquila inmediatamente el interés del que se acerque a mirar. Quizás, el mejor papel que pueda adoptar el diseńo dentro de una publicación literaria sea acercar al lector y al escritor, dándole a uno y otro un espacio límpido y bien impreso donde la poesía fluya a través de unos blancos delimitados y regulares, en una tipografía sintética que respire a su vez por un buen entintado.
Con la revista Hache, se presentaba la oportunidad de hacer una publicación que conteniendo los elementos imprescindibles: texto, gráfica, papel y una tinta, resultara ordenada y dispuesta según un criterio de respeto hacia el texto. Para ello, hemos elegido la tipografía Officina en su versión sin serifa, diseńada en 1990 por Erick Spiekerman.
El segundo número, que ve la luz en abril de 2005, trata de seguir la línea regular del primero, pero subsanando una terrible carencia: la de escritoras actuales, pues en el primer número sólo habíamos publicado a Concha García. Así, se asoman a nuestras páginas Julia Otxoa, Neus Aguado, Elena Medel, Ana Gorría o Cinta Montagut; algunas de ellas con poemas ya editados pero seleccionados por las mismas autoras para Hache. No es tarea menor, pues con el nivel de lectura actual, cualquier libro de poesía, publicado o no, es inédito.
Para terminar, la distribución de la revista es, por ahora, gratuita y limitada al bolsillo de sus fundadores y otros fans entusiastas, que pueden pedirla en
hmorano@telefonica.net.
Cristina Morano