atrás

El otro petrarquismo, de M. Cinta Montagut

El otro petrarquismo

M. Cinta Montagut

Leer más

Luz. Light. Licht, de Luis Pablo Núñez

Luz. Light. Licht

Luis Pablo Núñez

Leer más

El libro de Angelina. Segunda Parte, de Fernando Figueroa Saavedra

El libro de
Angelina 2

Fernando Figueroa Saavedra

Leer más

El libro de Angelina, de Fernando Figueroa Saavedra

El libro de
Angelina

Fernando Figueroa Saavedra

Leer más

En torno a los márgenes, de Santiago Rodríguez Gerrerro-Strachan

En torno a los
márgenes

Santiago Rodríguez

Leer más

Graphitfragen, de Fernando Figueroa Saavedra

Graphitfragen

Fernando Figueroa Saavedra

Leer más

adelante

Revista Minotauro Digital (1997-2013)

Síguenos Puedes seguirnos en Facebook Puedes seguirnos en Twitter Puedes ver nuestros vídeos en youtube

Compártelo Comparte este texto en facebook

Colegio de monjas, de Alejandra Vanessa

Junio 2005


Título: Colegio de monjas
Autor: Alejandra Vanesas
Edita: DVD Poesía
Género: Poesía
Páginas: 95 Precio: 8 €
Comprar

El caso es que en lo que nunca pensé fue en ser niña, finaliza así uno de los poemas de Colegio de monjas, libro de Alejandra Vanessa, que obtuvo la Mención especial del Premio Andalucía Joven 2004. Este verso refleja, quizás, la intención lírica del libro: suele pasar que al final acabas siendo algo en lo que nunca has pensado.

El tema de la infancia, la adolescencia, ese tránsito o cambio evolutivo, ha sido tratado en muchas ocasiones a lo largo de la literatura. Este tratamiento normalmente se ha hecho desde la mirada reflexiva que da el paso del tiempo, muchas veces cargada de nostalgia, simbolizando esta etapa como el “paraíso perdido”. Alejandra huye de esa mirada con deudas aplazadas y melancólica, ella trata de mirar desde la mirada del niño, del adolescente, como si hiciera un monólogo dramático de las épocas pasadas y para ello utiliza un camino muy discutido y arriesgado, el camino de las vanguardias.

Es verdad que a la poesía le suelen sentar mal las estridencias, las vestimentas de colores intensos como flashes, cuando sólo van acompañadas de reclamos publicitarios, de llamadas de atención. Por ello, en el panorama poético español de los últimos 30 años, el camino de las vanguardias ha sido escasamente transitado, o escasamente publicitado. Pero Alejandra Vanessa no comete el error de la estridencia por la estridencia, de la escritura irreflexiva, de la llamada de atención sin nada que decir. Ella usa la vanguardia para acercarse a esa mirada caleidoscópica del adolescente, del niño; en este caso, el estilo escogido por la autora muestra una intención muy empática con la época que intenta reflejar. Se ve desde el principio, en el primer poema “Interferencias” se ve la insistencia de las voces del pasado, porque la infancia siempre emana interferencias en las miradas adultas. En ese sentido, el libro también se acerca a poéticas sociales, desde la ingenuidad premeditada de los ojos del niño se denuncia una realidad desencajada, hilada con parches: “sí, me encantan los sábados. pero prefiero el domingo porque a casa de papá vamos los domingos”, finaliza así uno de los mejores poemas del libro, en él que refleja la realidad cotidiana de dos niñas con padres separados. Colegio de monjas es un libro con una fachada ingenua desde lejos, pero basta acercarse para sentir la aspereza del relieve, lo doloroso del tránsito.

El libro está estructurado detrás del artificio de las asignaturas de la escuela, como reflejo, quizás, del elemento de socialización más importante del niño: el primer día de clase; la clase de religión; la clase de pretecnología; la clase de filosofía; lo que dure el cuento; el recreo; la clase de lengua y literatura; el título escolar. Es una excusa acertada para acercarse a las vivencias que transitan entre los años de colegio y el inicio de la adolescencia, en esta línea la parte más arriesgada y discutible del libro puede que sea “lo que dure el cuento”, una serie de poemas cargados de tintes surrealistas y aparentemente inconexos, que probablemente fuera del contexto del libro no podrían entenderse, mas dentro del libro se hace necesaria, pues el tránsito a la adolescencia siempre supone una realidad inconexa y surrealista, una sensación constante de desubicación.

Un libro que juega mucho con las tipografías (elemento muy recurrido en las vanguardias), alterna poemas en minúsculas con mayúsculas de resaltación, cursivas, notas al pie cargadas de ironía, etc.

Alejandra Vanessa ha buscado el lenguaje del niño y del adolescente para hablar de esas etapas y sale airosa “de mayor YO tendré siete años, el pelo muy largo de una princesa medieval.” porque por un lado presenta la mirada inocente de las realidades cercanas y, por otro, suelta los lobos de la vida diaria: “ella las encontró allí [las fotos de los abuelos] el día que acabaron de desalojar el piso”.

En resumen, un libro arriesgado en el panorama poético actual, porque huye de tendencias y puede tropezar con la mirada frívola de aquel que mira desde la torre de su escuela poética y su maestro y es incapaz de acercar la perspectiva a otras propuestas. Porque Colegio de monjas no es un libro impulsivo, aunque se refugie en esa apariencia para hablar de un tema difícil y a veces tópico en poesía, pero desde esa premeditación bien empleada se convierte en un buen libro.

José ángel García
Valentín Pérez Venzalá (Editor). NIF: 51927088B. Avda. Pablo Neruda, 130 - info[arrobita]minobitia.com - Tél. 620 76 52 60