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La materia mediçinal de la nueua España colonial

Por Miguel Figueroa

Julio 1999

   Mientras se llevaba a cabo la búsqueda de material lexicográfico para apoyo de los cursos de aprendizaje y traducción de lengua náhuatl o mexicana que se imparten en el Museo de América de Madrid, se localizó en marzo de 1999 en la Biblioteca de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense un manuscrito titulado Materia Mediçinal de la Nueua España del Dr. Francisco Hernández, que en la actualidad se daba por extraviado. Buena parte del mérito de este acontecimiento pertenece al trabajo sistemático y laborioso de catalogación y digitalización que el equipo del Proyecto Dioscórides está realizando de los fondos antiguos de la biblioteca de dicha facultad (15.000 obras de entre los siglos XV y XVIII). El resultado de este esfuerzo ha sido el poder facilitar a los investigadores un acceso electrónico a tales fondos evitando el perjuicio de los originales.

   Hasta este fortuito descubrimieto, el manuscrito de la Materia mediçinal de la Nueua España durante casi siglo y medio sólo pudo conocerse de modo indirecto gracias a las descripciones de su último propietario, el historiador y médico D. Anastasio Chinchilla Piqueras (1841-46) y del último investigador que tuvo acceso directo al mismo, D. Miguel Colmeiro (1858). Ante tal hecho surge la pregunta de cómo es posible que ningún investigador haya podido localizar tal obra en cerca de siglo y medio.

 


Médica mexica (tìcitl) adivinando mediante granos de maíz el tipo de dolencia que aqueja a un paciente (Códice Magliabecchiano, s. XVI)


   La causa se deba seguramente al hecho de que, una vez donado el manuscrito a la Universidad Central de Madrid por Chinchilla a su muerte en 1867, éste permaneció en depósito descatalogado. Por otro lado, la atención de los investigadores que han venido a Madrid en busca de datos sobre la vida y obra de Hernández, se ha centrado en el estudio de los borradores y otros documentos sobre su persona que actualmente se encuentran en la Biblioteca Nacional, en la Biblioteca del Ministerio de Hacienda, la Real Academia de la Historia o el cercano Archivo General de Simancas, por lo que pocos hubieran sospechado que pudiera haber algún documento de Hernández depositado en la biblioteca de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense.

   El manuscrito se encuentra escrito en castellano, en hojas in quarto de 21 x 16 cm., sin ilustraciones, encuadernado con otra serie de escritos en la disposición y contenido siguientes:

 

*Matería mediçinal de la Nueua España

Libro I: (fol. 15 r.-170v.)

1ª parte: plantas aromáticas (26 cap.) (fol. 15r.-89v.)

2ª parte: árboles y licores, lágrimas , gomas y semillas. (83 cap.) (fol. 89v.-143r.)

3ª parte: matas (46 cap.) (143r.-171r.)

Libro II: (fol. 171r.-246v.)

1ª parte: sobre las hierbas de sabor agudo y mordaz (58 cap.) (fol. 171r.-211r.)

2ª parte: sobre las hierbas de sabor amargo (68 cap.) (fol. 211v.-246v.)

Libro III: (fol. 247r.-326v.)

1ª parte: sobre las hierbas de sabor salado y dulce (61 cap.) (fol. 247r.-283r.)

2ª parte: sobre las hierbas de sabor ácido-austero, ácido e insípido. (80 cap.) (fol. 283v.-326v.)

Libro IV: (fol. 327r.-373v.)

1ª parte: animales con uso medicinal. (21 cap.) (327r.-251r.)

2ª parte: minerales con uso medicinal. (26 cap.) (351r.-373v.)

(No aparecen los fol. 374-375)Tabla: de las calidades de los medicamentos contenidos en este libro (fol. 376r.-379r.)Tabla primera: de la aplicación de las medicinas contenidas en el libro (...) a toda diversidad de enfermedades... (fol. 380r.- 389v.)

Tabla segunda: de las virtudes y facultades de los medicamentos contenidos en este libro según las diversas partes del cuerpo. (fol. 390r.-510v.)

*aristolochia o tlacopatli tomahuac (fol. 511r.-515r.>

Tabla tercera: de los nombres de las medicinas en la lengua mexicana (516r.-525v.)

*Hoja arrancada (fol. 526)

*

*

*Poema amoroso en hoja separadora (fol. s. nº.)

*

 

   El manuscrito de la Materia mediçinal se compone únicamente de los cuatro libros y tabla de calidades contenidos en los folios 15-379 y las tres tablas anexas sobre el contenido de los mismos (fol. 380-510 y fol. 516-525), siendo un borrador preparado para la impresión, con algunas anotaciones o rectificaciones muy puntuales. De este modo, se trata de un compendio médico de fácil manejo y consulta, en la que no faltan además comentarios de Francisco Hernández sobre sus experiencias con los medicamentos, tratamientos y costumbres de la Nueva España. La numeración consecutiva de las plantas, animales y piedras descritas sugiere que dicho borrador pudiera estar relacionado con otro libro de ilustraciones no contenidas en éste.


   Ajeno a este borrador definitivo, se habrían insertado una serie de borradores preliminares o notas sueltas entre los folios 510 y 513 y tras el folio 525 sobre remedios curativos y un apunte léxico de cuatro términos en náhuatl en el verso del fol. 529. Detrás de este folio se encuentra una hoja sin numerar en cuyo verso se ha escrito un poemilla de cortejo sin relación con la materia. Detrás a su vez de este folio aparece con numeración aparte (fol. 37-72) un tratado sobre los sabores cuya parte inicial está perdida y el primer folio aparece roto en su parte superior. En ninguna de las partes del manuscrito aparece data alguna de lugar o fecha. Con el fin de precisar debidamente la historia del manuscrito convendría revisar brevemente la vida y obra de su autor.


   Natural de la Puebla de Montalbán (Toledo), D. Francisco Hernández (1515-1587) se licenció y doctoró en medicina en la Universidad de Alcalá de Henares hacia 1540. En la década de 1550 se trasladó a Sevilla, donde se interesó por la botánica, explorando varias zonas de Andalucía junto a su amigo el doctor Juan Fragoso. Pasó también a ocupar la plaza de médico en el hospital del Monasterio de Guadalupe (Extremadura), donde dirigió el jardín botánico y realizó estudios botánicos y zoológicos por la región. En la siguiente década pasó al Hospital de la Santa Cruz de Toledo, donde cobraría fama como clínico. En 1567 es nombrado médico real, trasladándose a la Corte en Madrid. Allí se granjearía la amistad y apoyo del médico Andrés Vesalio y del arquitecto e ingeniero Juan de Herrera, consejero científico del rey.

 

    Dado un merecido prestigio como médico y su conocida predisposición al estudio empírico de la naturaleza, en 1569 Felipe II le encomienda la misión científica, como protomédico general, de realizar la historia natural de los reinos de Indias, en especial de las plantas y animales con propiedades medicinales. Tal proyecto estaba en consonancia con la política de la Corona de llevar a término descripciones geográficas sistemáticas de los diferentes reinos bajo su dominio, con la intención de mejorar la administración, fiscalización y comercio de los mismos. Hernández emprendió en 1570 dicha misión con gran entusiasmo, a pesar de contar con cincuenta y cinco años de edad, ocupándole casi siete años durante los cuales recogió y analizó gran cantidad de especies vegetales, animales y minerales con propiedades procedente del Virreinato de la Nueva España, islas Filipinas, Antillas mayores y Canarias.

 

   Dicho material documental se concretó en un primer envío en 1576 de 16 volúmenes manuscritos conteniendo una versión no definitiva de la Historia de las plantas de la Nueva España, y en un segundo envío -ya a su regreso- donde se contenían, entre otros documentos, dos volúmenes con apuntes al natural de plantas y animales, los borradores latinos de la Historia Natural de la Nueva España, la traducción al náhuatl del mismo, el inicio de su versión al castellano y el borrador de otros cuatro libros, haciendo un total con el envío anterior de veintidós volúmenes.

 

   El primer envío, que representó un aporte de gran novedad cualitativa y cuantitativa en el registro de las especies vegetales conocidas, y los cuatro libros adicionales fueron depositados en la Real Biblioteca de El Escorial, donde fueron destruidos por el incendio de 1671. Tras este funesto suceso, los únicos materiales originales con los que los investigadores han podido contar son los borradores latinos o primera versión que Hernández a su muerte legó al rey y fueron depositados en el Colegio Imperial de Madrid. Aparte, se dispone de copias o nuevas versiones extractadas de la segunda versión, como el Rerum Medicarum Novae Hispaniae Thesaurus...de Nardo Antonio Recchi (Roma, 1651), la copia del Index alphabeticus plantarum Novae Hispaniae hecha por Andrés de los Reyes en 1626 para la Accademia de Lincei, o la traducción al castellano que de la obra de Recchi hizo el domínico Fr. Francisco Ximénez titulada Qvatro libros de la natvraleza, y virtudes de las plantas, y animales... (México, 1615). Dichas versiones, una vez comparadas con los borradores de la primera versión dejan entrever cierta alteración y oscurecimiento de la obra original de Hernández consistente en omisiones, reordenaciones, perpetuación de erratas y malas traducciones. Muchos estudiosos de su obra han denunciado lo pernicioso que ha sido el dejar en manos de profesionales desconocedores de la peculiaridad natural y cultural de la Nueva España la labor de difusión de una obra tan novedosa como exhaustiva.

   En este punto conviene hacer un alto y reflexionar sobre la procedencia de este manuscrito. De acuerdo con el contenido y los datos comentados, la ubicación de la Materia mediçinal en relación con el resto de la obra hernandiana se concreta en dos hipótesis. La primera es la de suponer que dicho manuscrito sea una versión en castellano de una obra ya conocida. Dicha opinión fue expresada por Somolinos D’Ardois (1995), que consideraba que el manuscrito de Chinchilla era una copia modificada de los Qvatro libros de la natvraleza de Ximénez ya citados. En un sentido parecido apuntan López Piñero y Pardo Tomás (1996) al afirmar que de acuerdo con la descripción de Chinchilla, las primeras setecientas páginas del manuscrito vienen a coincidir con la versión castellana de Ximénez de la selección de Recchi.

 

   Ante tal postura se presenta la hipótesis alternativa de que no sea tanto una copia como un borrador acabado de una versión en castellano, ya sea de una obra precedente o nueva. A tal respecto cabría suponer que el manuscrito fuera o bien una copia en castellano de algún borrador o de alguno de los volúmenes de la Historia de las plantas de la Nueva España enviados en 1576 y escritos en latín, o bien el borrador terminado en castellano de una tercera versión. Baste recordar que en la década de 1770, Juan Bautista Muñoz localiza cinco volúmenes con los borradores depositados en la biblioteca del Colegio Imperial de los que sólo se llegaron a imprimirse tres (Gómez Ortega 1790). Es de suponer que el presente manuscrito fuera alguno de los dos volúmenes que no llegaron a ser publicados, sin embargo nos sume en la duda el hecho de que tales borradores estaban escritos en latín y así se publicaron, ya que con toda seguridad eran los borradores de la segunda versión.

 

   En cualquier caso y a falta de comprobar si puede tratarse de un compendio o versión castellana de alguno de estos borradores latinos, es de sospechar que puesto que Hernández elaboró la primera y segunda versión en latín y náhuatl entre 1574 y 1576, el manuscrito, tanto para la primera como para la segunda hipótesis, tuvo que empezar a esbozarse a partir de 1576 ó 1577, ya sea llegando a España en el segundo envío o realizándose sobre la base de alguna de las obras enviadas, como el compendio en castellano de los tratados de Aristóteles para el caso del Tratado de los sabores o el inicio de la versión en castellano de la Historia Natural de la Nueva España para la Materia mediçinal.

 

   Es evidente que ninguna de estas hipótesis es concluyente y en realidad para lo que han servido es para demostrar el interrogante que representa la aparición de la Materia mediçinal y los documentos a ella adjuntos. Por tanto, esta nota no pretende ser más que un llamamiento a los especialistas e interesados en la obra del doctor Francisco Hernández para su consulta y análisis. Una obra que, por cierto, continúa despertando interés y aportando nuevos datos sobre el proceso de fusión cultural que se tejió en la Nueva España, mestizaje desigual, pero en el que el peso de las creencias y prácticas médicas autóctonas se deja sentir y que, al igual que a través de otras fuentes como son el Libellus de medicinalibus Indorum herbis de Martín de la Cruz y Juan Badiano (México, 1552), la Historia General de las cosas de la Nueva España de fray Bernardino de Sahagún (México 1565-82) o el Tratado breve de Anothomia y Chirvrgia de fray Agustín Farfán (México 1579), llega a manifestarse, conformando lo que Somolinos denominó "medicina tequitqui".

 

   En el manuscrito de la Materia mediçinal, en concreto, tal fenómeno se deja traslucir, pues en sus páginas se hacen múltiples comentarios personales en los que se hace referencia al proceso de incorporación del conocimiento médico local –reflejando la concepción científica y el nivel de aprecio intelectual del pensamiento nahua, consideración no exenta de infravaloración en ciertos casos-, y de información lingüística, etnobotánica, histórica y etnográfica (no sin cierto topismo), útil para apreciar tanto la flexibilidad y erudición del autor como para reconstruir el conocimiento médico de los pueblos mesoamericanos durante la Colonia.

 

   No quisiera concluir esta nota sin agradecer de nuevo la labor callada y poco reconocida del personal de la Biblioteca de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, en especial, de los bibliotecarios encargados de llevar a cabo el Proyecto Dióscorides en la Facultad de Medicina y de los becarios que colaboran en el mismo, que abren muchas veces sin querer o saberlo nuevos caminos para el investigador.

 

   Para acceder a la Biblioteca Digital de Ciencias de la Salud, tanto para la consulta de este documento como para la de otros dirigirse a la siguiente dirección de Internet http://www.ucm.es/BUCM/diosc/00.htm o al e-mail dioscorides@buc.ucm.es

 

 

Miguel FIGUEROA SAAVEDRA

Profesor de lengua náhuatl en el Museo de América de Madrid (España)

 

BIBLIOGRAFíA

 

COLMEIRO, Miguel.

(1858) La botánica y los botánicos de la Península Hispano-Lusitana. Estudios bibliográficos y biográficos. Madrid: M. Rivadeneyra.

COMAS, Juan, Enrique González, Alfredo López Austin, Germán Somolinos y Carlos Viesca. (J.L. Fresquet Freber y J.M. López Piñero Ed.)

(1995) El mestizaje cultural y la medicina novohispana del siglo XVI. Valencia: Instituto de Estudios Documentales e Históricos sobre la Ciencia.

CHINCHILLA PIQUERAS, Anastasio.

(1841-1846) Historia de la medicina española. Anales históricos de la Medicina en general y biográfico-bibliográficos de los españoles en particular. Tomo I-II. Valencia: Imprenta de López y Compañía.

GÓMEZ ORTEGA, Casimiro.

(1790) Opera cum edita tum inedita ad autographi fidem et integratatem expressa... 3 vols., Madrid: Typographia Ibarrae Heredum.

LÓPEZ PIÑERO, José María y José PARDO TOMÁS.

(1996) La influencia de Francisco Hernández (1515-1587) en la constitución de la botánica y la materia médica modernas. Valencia: Instituto de Estudios Documentales e Históricos sobre la Ciencia.

SOMOLINOS D’ARDOIS, Germán.

(1995) [1981] Los impresos médicos mexicanos (1553-1628), en COMAS et alt. El mestizaje cultural y la medicina novohispana del siglo XVI. pp. 145-296. Valencia: Instituto de Estudios Documentales e Históricos sobre la Ciencia.



Miguel Figueroa es miembro del consejo de redacción de la revista cultural de investigación y creación "Cuadernos del Minotauro" leer más >>
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