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La farsa de los cielos de Thomas Quincey

Diciembre 2005

Autor: Thomas De Quincey
Editor: Jerónimo Ledesmas
Edita: Ediciones Paraiso
Lugar: Buenos Aires
Páginas: 172
Precio: 13 Euros
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Quien a los quince años domina el griego antiguo a la perfección no puede ser un mal escritor. Como Rimbaud hizo con el latín, Thomas De Quincey es uno de esos raros casos (un rara avis) del que a una edad muy temprana frecuenta con soltura una lengua clásica. Eso que hoy en día resulta una quimera para un escritor y un imposible para un adolescente fue un lugar común para los poetas del siglo XIX, y en especial para los poetas malditos de fin de siglo: Poe, Baudelaire, quién sabe si también Lautréamont. Pero no busquemos los equívocos, sino disipémolos, como logra con gran acierto el editor de la presente obra. Así, Jerónimo Ledesma habla de “la costumbre de considerar a De Quincey como un subproducto de la era romántica” que escribía en un estado alucinógeno acerca de lo bello y de lo sublime, y no duda en afirmar que “para sostener esta costumbre […] es preciso excluir el ochenta por ciento de su producción y leer el otro veinte de un cierto modo”. Es más, Ledesma incluso apunta que “acaso sea la noción de romanticismo, antes que la imagen de De Quincey, la que haya que revisar”. Es cierto que la imagen asociada a la literatura romántica es la del goce de los sentidos y de ahí el placer estético y su búsqueda y de ahí la experimentación en los paraísos artificiales. Pero en ningún caso eso nos debe llevar a la conclusión de que el romántico de rostro pálido y deliciosamente lastimoso escribiera en constante y extrema sensibilidad, tan contrario a su tiempo que desease vivir en otro mundo. Precisamente es gracias a las Confesiones de un comedor de opio (o de un come-opio, como aquí se traduce) por las que De Quincey obtiene reputación literaria. Es decir, por el modo en que se introduce al mundo. Y así es como lo conoce el público.

éstas y otras creencias (como la del romántico que repudia la sociedad) son refutadas en el prólogo por Jerónimo Ledesma, quien además nos ofrece una edición que, sin ser para especialistas, contiene un excelente prólogo, unas abundantes notas complementarias y una sucinta bibliografía de las obras de De Quincey en inglés y en castellano, así como también una seleccionada obra crítica. No en vano recibió el apoyo del Fondo de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Son ocho los textos traducidos por primera vez al castellano. Este mérito, que sería el principal de la edición, casi parece un motivo secundario por la acertada elección de uno de los románticos ingleses menos conocido por nosotros, pero del que Borges no dudó en confesar que a nadie le debía tantas horas de felicidad personal.

óscar Martín
Valentín Pérez Venzalá (Editor). NIF: 51927088B. Avda. Pablo Neruda, 130 - info[arrobita]minobitia.com - Tél. 620 76 52 60